Autor: Jorge Gadze ([email protected] / www.cvpro.com.ar)
Estos proyectos corresponden a emprendimientos en los que se invierten importantes recursos para desarrollar, mejorar y/o renovar un activo, de modo de generar flujos de fondos por un tiempo prolongado. Es decir, transforman oportunidades de negocio en beneficio (valor para el negocio) que justifica los costos y los riesgos asumidos.
Por lo tanto, el principal desafío de estos proyectos es que el capital invertido logre generar la rentabilidad esperada, aquella que permitió justificar su asignación. Los datos que proporciona el IPA (Independent Project Analysis) contradicen esta afirmación al poner en evidencia que estos proyectos generan, a nivel global y en promedio, un VPN (Valor Presente Neto) 22% menor al previsto.
¿Cómo se llega a esta situación de deterioro de la rentabilidad del capital invertido? Aunque parezca trivial, la respuesta es por no saber cuidarlo. En efecto, el problema radica en que dicho capital se asigna a un sistema, el proyecto, sin conocer muy bien su funcionamiento y sus reglas de juego específicas.
El proyecto como sistema único
Todo proyecto posee dos elementos inherentes a su esencia: incertidumbre y complejidad. La incertidumbre es por falta de información y el mayor o menor desconocimiento de las variables y procesos involucrados, mientras que la complejidad surge de la cantidad y diversidad de interesados (stakeholders) en el proyecto y sus intereses particulares, muchas veces contrapuestos entre sí. De esta manera, la moderna dirección de proyectos consiste en reducir la incertidumbre y gestionar la complejidad propias de cada proyecto, lo cual es especialmente importante en los proyectos de inversión de capital dados sus niveles de incertidumbre y complejidad.
Con el objeto de reducir la incertidumbre, el sistema proyecto se descompone en dos (2) grandes etapas: maduración y ejecución. La primera reduce sustancialmente la incertidumbre, de modo de transferir a la segunda la menor cantidad posible de desconocimiento, falta de información, ambigüedad, etc.
¿Cómo se reduce la incertidumbre en la etapa de maduración? En esencia, pasando de «no saber a saber», de «desconocer a conocer», de la «ambigüedad a la certeza» y la única forma de lograrlo es haciendo pruebas y ensayos, validando hipótesis, desechando alternativas, etc. El foco permanente de esta etapa debería ser el análisis periódico de la conveniencia de seguir o no con el proyecto.
La inversión de capital a través del sistema proyecto
¿Cuándo, entonces, hay que cuidar el capital a invertir? Durante todo el proyecto pero, sobre todo, en su etapa de maduración, de modo de asignarlo mejor a la etapa de ejecución que sigue. Es decir, lograr que la maduración de la solución a implementar sea suficientemente completa y sin vulnerabilidades, requiere el uso correcto de la porción de capital correspondiente a la misma (no más del 5% de la inversión total) y así optimizar su inversión durante la ejecución (95% restante).
Las tres (3) fases de la etapa de maduración reciben distintos nombres, según las empresas e industrias específicas en que se aplican. Algunos las denominan FEL 1, 2 y 3 (FEL = Front End Loading), otros VCD (Visualización – Conceptualización – Definición), así como también Ingeniería Conceptual – Básica – Básica Extendida o FEED (FEED = Front End Engineering Design), etc. En cambio, las tres (3) fases de la ejecución se conocen como EPC (Engineering – Procurement – Construction).
La pérdida de rentabilidad del capital invertido en estos proyectos se produce, en la mayoría de los casos, por comenzar la ejecución sin haber completado o resuelto suficientemente la maduración de la solución a la cual, luego, se destina dicho capital.
Conclusión
Los proyectos de inversión de capital deben prestar especial atención a la asignación y utilización del capital, lo cual implica sacar el máximo provecho de cada etapa del mismo. Esto requiere reducir gran parte de la incertidumbre durante la maduración, cuando es menor la exposición al riesgo y aún existe una amplia diversidad de oportunidades para maximizar el valor a aportar al negocio. Pasar a la ejecución (mayor exposición al riesgo por el elevado compromiso de capital) sin haber definido aspectos clave del proyecto relacionados con su alcance y su entorno, abre un abanico de posibilidades de sub-optimización del capital a invertir durante su desarrollo.